¿Siempre has soñado con aparcar un Ferrari Enzo en tu garaje? Pues pronto saldrá a la venta un ejemplar muy especial, en un evento de RM Sotheby's. De hecho, es el único producido en color Bianco Avus y fue encargado por un cliente muy discreto al inicio de la producción del icónico superdeportivo.
Y si ver un Ferrari Enzo hoy en día ya se ha convertido en una especie de rareza (ya que quienes poseen uno de los 400 ejemplares producidos lo guardan celosamente en algún garaje), encontrar uno a la venta en un color nunca visto es poco menos que un acontecimiento único.
Matriculado por primera vez en 2003 en Alemania, este Enzo blanco tan especial luce el número de chasis 133023 y fue certificado en 2012 por el departamento de clásicos de Maranello.
Equipado con algunos extras opcionales especiales, tiene un interior de cuero y tela (muy raro) con asientos con estructura de fibra de carbono en tamaño XL, instrumentación roja y tablero de instrumentos digital.
Sin embargo, lo que hace que destaque, y ciertamente eleva mucho su precio en comparación con otros Enzo habitualmente rojos, es el color; el famoso Bianco Avus de Ferrari. Se trata de una tonalidad histórica, elegida en algunas de las mejores obras maestras del Cavallino Rampante en los años 60 y solicitada en este hipercoche en particular, a través del programa de personalización de la compañía.
El motor de este icónico Ferrari es el mágico V12 de 6,0 litros y 651 CV, una auténtica joya de ingeniería mecánica, que también ha demostrado ser bastante fiable en varias ocasiones a lo largo de la historia. Eso sí, el propulsor apenas muestra 9.600 km en el marcador y fue revisado recientemente en el taller oficial de la compañía en Hong Kong.
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Pero, ¿por qué este coche tan especial ha acabado en lo que se conoce como uno de los centros financieros más importantes del mundo? La respuesta viene de la propia casa de subastas, que ha conseguido trazar la historia cronológica completa del coche, a través de los anteriores propietarios.
Tras una vida inicial en una pequeña ciudad suiza, donde solía exhibirse en la boutique del primer y adinerado comprador, el Ferrari cambió de manos dos veces más, llegando finalmente a Hong Kong y formando parte de una famosísima colección de coches europeos.